Como en toda ocasión especial, siempre intentamos lucir nuestra mejor ropa y nos preocupamos de que todo vaya perfecto. La vida es igual, no hay espacio para repasos.
La vida es el presente y es lo único que tenemos, así como la oportunidad de ser nuestra mejor versión todos los días. La vida es como una fiesta.
Somos los protagonistas de ella y por ende sus mejores invitados, podemos disfrutar de todo lo que hay ella.
La única condición es estar a la altura y siempre con la mejor actitud, dejando un impacto positivo sobre las demás personas y una huella imborrable de nuestra esencia como seres de luz.
Claro que es importante estar físicamente presentables para ella, como si fuésemos a un evento importante. Pero lo es más, nuestras acciones que hablan por nosotros.
“Vive como si no existiese el mañana”, es un recordatorio de que no somos eternos.
Y recuerda, si deseas saber más, te sugiero leer mis libros, donde encontrarás más reflexiones para elevar tu aprendizaje espiritual.