A veces perdemos el sentido de la vida, por no enfocarnos en nuestros objetivos.
A eso se le suman las distracciones de la tecnología y cada vez más nos desviamos de nuestro camino.
Por ello nuestro propósito se centra a través del desarrollo y búsqueda de nuestras habilidades y talentos.
Todos somos buenos en algún área, pero podemos llegar a ser mejores, si nos dedicamos a ella.
Y trabajar en lo que nos gusta es el mejor regalo que podemos tener. Nos beneficiamos nosotros y beneficiamos al resto.
Y recuerda, si deseas saber más, te sugiero leer mis libros, donde encontrarás más reflexiones para elevar tu aprendizaje espiritual.