Las partes más importantes de una casa son: la cerradura como protección hacia el exterior y los muros como base para mantener estabilidad.
Nuestras bases son nuestros valores espirituales que aprendemos y practicamos día con día como: el amor, el perdón, la solidaridad, la sinceridad, la honestidad, el respeto, la disciplina.
Nuestra cerradura está dada por nuestras creencias: aquello en lo que ponemos nuestra energía y pensamientos.
Debemos tener cuidado en lo que consideramos verdadero, pues ello determinará nuestra confianza y seguridad en la vida.
Si mantenemos estas dos áreas bien atendidas y les otorgamos el tiempo necesario, nuestra casa -o sea nosotros- se mantendrá firme aunque pase el tiempo.
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